En febrero de 1959 seguían las rebeliones y movilizaciones de los ferrocarrileros y el gobierno decidió tomar cartas en el asunto. Como gobierno mexicano, éste procedió a encarcelar a los dirigentes mas sin embargo, no fue de mucha ayuda.
En marzo, éstos manifestaron una huelga en el sistema ferroviario del país la cual se expandió a los ferrocarriles del pacífico y mexicano. Como consecuencia, al final del mes los líderes fueron aprendidos y despidieron a una gran parte de trabajadores ferrocarrileros.
El movimiento ferrocarrilero había sido liquidado mediante represiones por parte del estado. En 1959 hubo algo mejor conocido como la "disolución social". Como consecuencia, la comisión propuso realizar la 6 convención nacional extraordinaria del sindicato, renunciando Ortega el 8 de julio.
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